En medio de un rincón inhóspito de Buenos Aires, hay restos de lo que alguna vez fue un submarino. Unos metros más allá, una cuadrilla trabaja en el rompehielos Almirante Irízar. Más allá, el Riachuelo desemboca en el Río de la Plata.
Es de noche y hace frío (mucho). En este panorama actores, encargados de distintas disciplinas escenotécnicas, gente de producción, bomberos y uniformados se alistan para ensayar el Desfile del Bicentenario , el megamontaje creado por Diqui James (el ex señor de La Organización Negra, el ex de De la Guarda y el actual de Fuerzabruta). "Esto es un flash", suelta él. Tiene razón. Si el lugar parece como si estuvieran filmando una nueva versión de Highlander .
Hay muchas maneras de contar esto. Una es -casi- del orden de lo formal. Aquellos que el martes, a las 19, estén paraditos en alguno de los casi 3 kilómetros que recorre el trabajo verán, a lo largo de unos 50 minutos, las 19 escenas que sirven para contar la historia de nuestro país. En una de ellas, la dedicada a los inmigrantes, por ejemplo, aparecen un barco de unos 30 metros de largo y 300 actores.
Desde otra óptica, los 2000 artistas involucrados (incluyendo a unos 360 militares) durante dos horas repetirán cada escena que demandará el desfile que se iniciará en la Plaza de Mayo, pasará por el Obelisco y terminará en 9 de Julio e Independencia con DJ Zuker en las bandejas. Para que estos dos mil artistas puedan cumplir con su rutina, alrededor de 400 personas ligadas a la producción y a la técnica estarán a cargo de mover los hilos para que la historia argentina, según Diqui James, tome vida.
En estos momentos del ensayo, la que toma vida es la escena dedicada a las Madres de Plaza de Mayo, que se entrelaza con la dedicada a los derechos humanos. Sobre una enorme estructura metálica móvil caen unos 8000 litros de agua que ofician de cortina sobre la cual se proyectan imágenes relacionadas con el tema. Al frío de la noche ahora se suma la humedad ambiente (no es una buena combinación).
Para esta gente la jornada laboral comienza temprano en las oficinas ubicadas en edificio de la ex Esma. A eso de las 16 se desplazan hasta el astillero Tandanor, ubicado al sur de la Costanera Sur, en donde estamos en estos momentos. Según cómo venga la cosa, puede durar hasta las 11 o 12 de la noche.
Diqui James tiene otra forma de contar este complejo mecanismo: "Cada escena de 4 a 6 minutos son verdaderas escenas de acción. Encarar eso fue un desafío gigante, porque son 19 escenas que se repetirán simultáneamente durante 25 veces. Es un volumen de operaciones, de actuación, de efectos especiales, gigantesco. Yo apuesto a eso y no tanto a la grandilocuencia estética. Quiero que veas esa escena y que esa escena te cuente una historia, una historia a la manera de Fuerzabruta".
La historia de todo este delirio artístico comenzó en octubre, cuando Javier Grossman, del Ejecutivo nacional, llamó a Diqui para proponerle hacer el desfile. El quedó tan abrumado que le devolvió la llamada para que le contara todo de nuevo. "Ahí sí me sentí entre contento y orgulloso. Y sentí mucha responsabilidad." A partir de esa noche dice que no durmió durante muchas noches (como le sucede en estos últimos días). Cuando se repuso, comenzó a anotar cosas, ideas sueltas. "Y me salió todo de golpe", dice. Entonces vinieron las reuniones con Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, hasta que le dieron forma al guión, a las 19 escenas que le sacan el sueño a más de uno de los que están en este astillero. Después vino la pregunta clave: la plata. "Yo les preguntaba con cuánto contaba y ellos me preguntaban qué necesitaba. Era el huevo y la gallina." También es una historia sin respuesta consultar cuánto sale toda esta movida porque no hay dato alguno. Sigamos.
De desfiles y de círculos
Otra forma posible de presentar el desfile es recordar aquel maravilloso otro desfile que, en 1992, los franceses de Royal de Luxe hicieron en la misma 9 de Julio (por ahí cantaba un todavía desconocido Manu Chao) en el que contaban la historia de Francia. Entre el público estaba Diqui. "Esa tarde no paré de llorar. Años después, cuando Jean Luc Courcoult, el director de la Royal, vino a ver Villa Villa en nuestra primera gira, me dijo: «No paré de llorar en todo el show»." Diqui casi se tira dentro del vaso de cerveza.
Para él, hay otro círculo que se cierra: cuando formaba parte de La Organización Negra, 1989, se tiraban desde la punta misma del Obelisco en un espectáculo que marcó a una generación. Ahora, después de tantos años, vuelve a la calle. Y vuelve con todo. "Esto para mí es pura vida", dice con orgullo y con un gorro que dice Argentina.
"Ya no doy más, ya no siento nada. Estoy tratando de mantener el humor, de confiar en el equipo y apostar a la lucidez para estar inspirado en estos quince minutos que veo a estas mujeres debajo de la lluvia y decidir qué va." Esa es la dinámica porque, después, no habrá momento de una pasada general. O sea que lo que se está resolviendo en estos mismos momentos así será.
Hay otra cosa que sobrevuela la cabeza de Diqui, la misma por la que en estos momentos varios asistentes le piden respuestas: sabe que es la primera vez que hace algo "tan" oficial. Y ese algo "tan" oficial (que incluyó hasta una visita a Olivos para hablar con la Presidenta) viene de la mano de visitar la iconografía de la historia de nuestro país por fuera de las postales de Billiken . "Lo que hacemos no tiene un relato político obvio. Estamos haciendo algo que apunte a la sensación. Como la sensación que tenía yo cuando, de chico, me contaban de San Martín cruzando los Andes. Y eso me volaba la cabeza. ¿Ves? Yo quiero transmitir eso. No hablar de lo malos que eran los españoles y todo eso..., sino contar la historia de estos tipos que hicieron cosas como cruzar la Cordillera. Y quiero que vos veas eso", dice el señor que tiene en sus manos un andamiaje teatral único. Seguiría hablando pero no puede. Lo llaman de acá. Lo llaman de más allá.
Por suerte, dejó de llover gracias a los bomberos que apagaron la bomba. Así de grandilocuente es el universo de este megadesfile de carácter histórico.
DATOS
2000. Son las actores convocados (entre ellos habría que contar a los 360 militares a los que quizá por primera vez les toque actuar).
400. Son los técnicos, gente de producción, productores y asistentes involucrados en esta movida.
50 minutos. Durará aproximadamente el espectáculo para aquel que se instale a lo largo del recorrido, que comenzará el martes, a las 19, en la Plaza de Mayo, tomará por Diagonal Norte hasta llegar al Obelisco y terminará en 9 de Julio e Independencia.
19. Son las escenas elegidas para contar estos 200 años. Entre ellas figuran los pueblos originarios, el éxodo jujeño, la Vuelta de Obligado, el folklore, los inmigrantes, el tango, la industria nacional, derechos humanos, las Madres de Plaza de Mayo, las Malvinas, la democracia, la crisis económica, América latina y la dedicada al rock nacional.
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