No alcanzan el Mercosur, los acuerdos políticos y comerciales bilaterales ni nada que se le parezca. Si alguien pudiera elegir una manera de acercar a la Argentina y Brasil, qué mejor que la música y, en especial, qué mejor que el jazz, ese lenguaje basado en la libertad que abre las cabezas y que conmueve los corazones. Todo esto viene a cuento de un hecho artístico que, desde este año, unirá a ambos países: la llegada a Buenos Aires del Bridgestone Music Festival, que desde hace tres años se realiza en San Pablo, con mucho de lo mejor del jazz internacional del momento.
En realidad, las tradicionales cuatro noches paulistas de este encuentro jazzero quedarán condensadas este año en una sola cita porteña: sabado 22 a las 21.30, en el Teatro Coliseo, habrá un doble programa que incluye al flamante Overtone Quartet (un supergrupo que reúne a Dave Holland, Chris Potter, Jason Moran y Eric Harland) y el trío del guitarrista Kurt Rosenwinkel servirán como presentación del Bridgestone en nuestro país, que desde 2011 se hará de manera completa en Buenos Aires gracias a los esfuerzos conjuntos de Bridgestone Brasil, el productor Horacio Sarria y Contemporánea Live Producciones, de Roberto Menéndez. Esta buena noticia no es la única para que se alegren los aficionados al jazz: el doble programa de mañana inaugurará la temporada alta de grandes conciertos del género en nuestro país, que continuará de la siguiente forma: el bajista John Patitucci junto al pianista Edward Simon y el baterista Alex Acuña, el 30 de este mes en el ND
Ateneo; la cantante norteamericana Madeleine Peyroux, el 3 de junio en el Gran Rex; el saxofonista Dave Murray, acompañado por nueve músicos cubanos y homenajeando a Nat King Cole, el 25 de junio en el Coliseo; el legendario pianista McCoy Tyner, probablemente en septiembre; el saxofonista Wayne Shorter, en octubre o noviembre, y, como broche de oro, el guitarrista inglés John McLaughlin, en diciembre.
Aquí, en esta gigantesca ciudad brasileña, La Nacion pudo acceder a la intimidad de la organización del Bridgestone Music Festival, que comenzó anteanoche, en el Citi Hall, con capacidad para 1700 personas, con el quinteto del trompetista Christian Scott, unas de las últimas revelaciones del jazz norteamericano, y el original pianista Uri Caine, con la cantante Barbara Walker, y que esta noche permitirá, además, que el auditorio paulista se tiña de celeste y blanco cuando debute Escalandrum, del baterista Daniel Piazzolla, que presentará su mirada jazzera del genial repertorio de su abuelo Astor.
El Bridgestone, por dentro, es una maquinaria impecable que, así como en el escenario muestra lo mejor de la escena jazzera actual, abajo coordina, al mando de Toy Lima, los detalles técnicos y logísticos de una multitud de músicos y colaboradores. Lo curioso es que casi todos se alojan en el mismo hotel, el Mercure, ubicado enfrente del Citi Hall en el que se desarrolla el festival. Por eso uno puede desayunar tranquilo mientras al lado Dave Holland, siempre muy inglés, se prepara un tecito, o el extrovertido Christian Scott, con más pinta de rockero, se pasea entre las mesas para charlar con sus colegas.
El Overtone Quartet, que mañana podremos ver los porteños en el Teatro Coliseo, es mucho más que otro de los múltiples proyectos de un contrabajista talentoso e inquieto como Holland. Justamente porque se unió a otras tres potencias: Jason Moran, uno de los mejores pianistas de la actualidad; el saxofonista Chris Potter, que a sus 39 ya dejó de ser la joven promesa de los años noventa y al que hoy, con 15 discos como líder, la revista Down Beat calificó como uno de los músicos "más estudiados, y copiados, del planeta", y el baterista Eric Harland, salido del semillero de Wynton Marsalis y de quien el diario The New York Times dijo que "está preparando el ritmo del jazz del futuro".
Rosenwinkel, por su parte, representa la nueva generación de guitarristas, la que lidera el recambio natural de Pat Metheny, Bill Frisell o John Scofield. Surgió como integrante de la banda de Gary Burton en los años noventa y luego se destacó con la Paul Motian?s Electric Bebop Band y al lado del saxofonista Joe Henderson. En Buenos Aires se presentará junto con el bajista Eric Revis, que tocó con Betty Carter y Branford Marsalis, y el baterista Ted Poor, que brilla en la escena neoyorquina y se luce, por ejemplo, en el Ben Monder Quartet, el Cuong Vu Trio o el Jerome Sabbagh Quartet.
Por eso, jazzeros argentinos, a prepararse (y, quizá, a invertir el próximo aguinaldo): se viene una temporada alta que garantizará un semestre de alegrías. Y uno de los principales festivales de jazz del mundo que ya tiene agendada Buenos Aires para 2011.
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